Hace unos días, alguien me contó que, ordenando una habitación, había encontrado unas cartas de cuando era joven. Imagínate: unas cartas en papel. Hoy en día ya poca gente escribe cartas en papel, mejor dicho, poca gente escribe cartas.
Leerlas de nuevo, después de tanto tiempo, le hizo pensar en su niñez. ¿Te has parado a pensar alguna vez en como eras? ¿Has pensado en todos esos planes que hacías para cuando fueses mayor? ¿Cuántos se han cumplido? ¿Cuántos has mandado al fondo oscuro del cajón?
Cuando volvió a leer aquellas cartas, de distintos remitentes, pensó en como la vida te arrastra y cómo tomar decisiones a lo largo de esa vida hace que pasen cosas totalmente diferentes a lo que imaginaste.
Ahí está la clave: estar atentos a lo que pasa, ser conscientes de nuestra vida, para que tomemos decisiones desde el conocimiento real, que seamos nosotros y no nuestro subconsciente quién lo haga tomando el control y atándonos a nuestra zona de confort. Esa zona de confort donde no tenemos que pensar mucho, todo es fácil y sencillo pues vamos en automático.
¿Pero dónde quedan todas esas ilusiones, deseos, ganas de experimentar, esas sensaciones de libertad que sentimos cuando somos niños? ¿Cuántas veces te has caído y te has vuelto a levantar? Y vuelta a intentar. Esa fuerza es la que perdemos con los años.
Nos hacemos mayores, aparecen los miedos, los prejuicios, las apariencias. El entorno nos absorbe y escondemos a ese niñ@ en las profundidades de nuestra alma. Y ya casi no ve la luz del día. Quizá en algún momento puntual, asome un poco la cabeza, pero sin dejarse ver mucho. Creemos que tenemos que dejarlo oculto, ¡que pensarían los demás de mi si lo enseño!
Todo lo contrario. Tendríamos que dejarle salir a pasear más a menudo. Escucharle más, dejar que tome decisiones. Porque en ese niñ@ está nuestra esencia. Nuestro yo más libre, más curioso, más juguetón. Los miedos se convertirán en retos y los afrontaremos desde el desafío.
¿Qué querías ser de mayor cuando jugabas de pequeño? ¿Cómo pensabas que sería tu vida? ¿A dónde llegarías en el futuro, que es este tiempo ya? Reflexiona sobre ello. Busca esa respuesta en tu interior. Deja salir a ese niñ@ para que exprese todo lo que hasta ahora estaba oculto en el fondo oscuro del cajón, en lo más profundo de tu alma.
2 comentarios en «Unas cartas en papel.»
Nos íbamos a comer el mundo, y a veces el mundo nos “ha comido”,
a pesar de todo merece la pena el camino ,aún queda algo de ese niñ@ por salir.
La felicidad está en el camino, cada uno el que elige el suyo. Nuestr@ niñ@ siempre nos acompaña, solo tenemos que escucharla.
Muchas gracias por tu comentario.