Con la llegada del nuevo año es común que muchos de nosotros nos sentemos a reflexionar sobre el pasado y a planificar el futuro. Ahí aparecen las listas de propósitos, que es una estrategia valiosa y una herramienta muy útil para la evaluación y crecimiento personal.
Sólo con sentarnos a escribir en un papel en blanco cuales son nuestras aspiraciones y deseos para el futuro próximo, estamos definiendo metas de manera concreta, intentando que sean lo más realistas y alcanzables.
Estas listas nos proporcionan motivación recordandonos cuales son nuestras intenciones, nos impulsan a un desarrollo personal contínuo. Pero detrás de ellas hay una gran sombra: la FRUSTRACIÓN. Las listas también pueden generar desilusión y desánimo, apareciendo la culpa y la autocrítica.
La incapacidad para alcanzar las metas establecidas puede interpretarse como una falla personal generando la frustración.
Reconocer las dificultades que surgen fuera de nuestro control, es un primer paso para abordar la frustración. Ajustar las expectativas, desarrollar planes de acción muy concretos, dividiéndolos en tareas más pequeñas y sencillas de conseguir, cultivar la paciencia y la autocompasión son elementos cruciales para convertir las listas de propósitos en esas herramientas efectivas de automejora, en lugar de fuentes de malestar y culpa.
En cada paso del camino recuerda que crecemos aprendiendo y siendo compasivos, sobre todo con nosotros mismos. Celebra cada pequeño esfuerzo y mira hacia adelante con confianza.
Para lograr tus propósitos cada paso cuenta. Como dice mi mentor Felipe García Rey “cuatro metros todos los días.”
¡¡¡¡Feliz y Prospero Año Nuevo a todxs!!!!