pexels-chelsi-peter-1564149

25 de noviembre.

Hoy es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

Es muy triste que, siendo capaces de mandar satélites a Marte o tener vacunas contra el covid en tiempo récord, todavía no podamos educar en igualdad. Todavía no entendemos que todos somos iguales, todos somos personas. Todavía no entendemos que lo importante es ser buena persona y que no importa a que género pertenecemos ni a quién amamos.

Tenemos que poner todos de nuestra parte. Intentar dar ejemplo a las generaciones más jóvenes para que aprendan que nadie es más que nadie, que no deben dejarse controlar con la excusa del amor. Para que entiendan que las mujeres somos personas y no objetos propiedad de un hombre. Que tiene el mismo derecho a salir de fiesta, a caminar solas por una calle de madrugada, a vestirse como les guste sin miedo a que algún descerebrado les ataque simplemente por ser del género femenino.

Debemos luchar por la paz. Por qué, ¿cuántas mujeres son violadas en zonas de conflicto como táctica de guerra? Países donde, aún en este siglo, ser mujer implica menos derechos humanos. Niñas privadas de su infancia, maltratadas y obligadas a casarse. No puedo imaginar, siquiera, cómo son esas vidas, cómo sobreviven a tanta injusticia. Niñas que no pueden ir a la escuela y recibir una educación. En Europa estas cosas nos resultan difíciles de creer, pero hay tantos lugares en el mundo donde ser mujer es casi no ser nada.

Como Humanidad, erradicar todas estas prácticas, todas estas conductas que nos degradan como personas, y no sólo a las mujeres, sino a toda la sociedad, es una prioridad. Necesitamos exigir a los gobiernos que cumplan con las recomendaciones de la ONU para afrontar una pandemia mundial de violencia, de la que no se habla, contra las mujeres y las niñas.

Hoy sólo os pido reflexión. Pensad en cualquier cosa que se pueda hacer por pequeña que sea, para cambiar esta situación lo antes posible. Educar en positivo. Seremos mejores y nuestras hijas e hijos nos lo agradecerán.

Espero y deseo de corazón, que cuando mi nieta, mi sobrina sean mayores puedan vivir con total libertad. Que ninguna tenga que vivir con temor, que se sienta segura, y como ella todas las mujeres del mundo.

Comparte esta entrada

Deja un comentario

Suscríbete al boletín

No pierdas ninguna actualización